martes, 20 de diciembre de 2011

APROVECHAR CORRECTAMENTE EL TALENTO



Una reflexión que siempre se plantea un empresario (ya sea el que se inicia o el que necesita consolidar y hacer crecer su organización) es si, realmente, la cantidad de personas que hacen o harán parte de su nomina son necesarias y si sus labores generan un real valor a la operación de negocios.
Es ahí donde es fácil suponer que el grupo de personas que se dedican a labores fundamentales como son: vender, producir o prestar servicios sí generan gran valor, mientras que el resto de personas, a aquellas que se dedican a soportar a los demás en áreas como: administración, contabilidad, cartera, finanzas, recursos humanos, mantenimiento, mensajería, aseo, vigilancia, etc. no se les nota el aporte real de valor, a tal punto que en muchas ocasiones se llega a concluir que son áreas que solo consumen recursos, denominándolas, equivocadamente, como el mal necesario de las organizaciones.
Quiero concentrarme primero en ese segundo grupo de colaboradores para luego hablar acerca de los primeros, que se supone, generan gran valor a las empresas.
Lo único cierto es que sin la participación efectiva de ese grupo de personas, las que soportan el resto de la organización, las empresas no podrían funcionar; el asunto es qué tan eficiente y eficaz es esa labor y si está enmarcada en las mejores prácticas para garantizar altos niveles de productividad.
Si miramos lo que han venido haciendo las grandes corporaciones, muy inteligentemente, es que han ido tercerizando estas funciones, es decir, entregando en outsourcing estas labores a empresas especializadas en cada campo especifico. Comparto esta práctica totalmente porque se ha demostrado que nunca una empresa podrá superar los niveles de eficiencia y eficacia en labores en las que hay otros que solo se dedican a eso; alguien especializado siempre será mejor que cualquier empresa en labores como: llevar libros contables, seleccionar personal, hacer planeación financiera o tributaria, recaudar cartera, hacer tele mercadeo, hacer vigilancia, hacer aseo, mantener equipos, enviar correspondencia, administrar infraestructuras físicas, etc.
La preocupación para el pequeño y mediano empresario es que esa tercerización resulta muy costosa pues se cree que siempre es más económico tener su propio staff y resolver esos problemas en casa, pero lo cierto es que nunca contemplan los costos ocultos que se derivan de las malas decisiones generadas por no contar con la mejor información y por no implementar las mejores prácticas para gestionar todos esos asuntos.
Definitivamente, es imposible que una pequeña o mediana empresa pueda contratar las personas más expertas en cada una de esas áreas, pues el costo sería muy alto dado que el foco de acción para estas personas seria limitado al tamaño de una empresa que, normalmente, tienen pocos empleados y pocas operaciones; es decir, no da para ir al mercado laboral por la gente más experta.
La reflexión que hay que hacer aquí es si con el equipo limitado de personas que se puedan tener se podrá superar la experiencia y bagaje de empresas cuyo propósito central es únicamente ese. Por eso no es raro ver como las Pymes tienen una rotación de personal alta, se enfrentan a mayores riesgos tributarios, paran sus operaciones porque su plataforma física falla, sus cifras están atrasadas, se descuidan obligaciones legales, etc. ¡Y cuánto se desgasta al equipo gerencial resolviendo asuntos que no ocurrirían si se cuenta con una buena gestión administrativa! Por eso es que vale la pena reflexionar sobre cuál es el costo oculto de utilizar tiempo de gerencia para resolver asuntos en los que el staff falla o simplemente no usa las mejores prácticas para hacerlo mejor.
En el próximo post analizaremos con ejemplos concretos este importante asunto de las tareas que complementan y apoyan la razón de ser de una empresa y la conveniencia de encargarlas a terceros expertos, eficientes, eficaces, confiables y menos costosos.

2 comentarios: